En el informe del lunes por la tarde, se detalló que “las condiciones clínicas del Santo Padre, en su estado crítico, demuestran una leve mejoría” y que no se registraron crisis respiratorias asmáticas, además de que “algunos exámenes de laboratorio han mejorado”.
El control de la “leve” insuficiencia renal detectada el día anterior “no suscita preocupación”, según indicaron los médicos, quienes prefieren mantener un pronóstico reservado debido a la complejidad de su cuadro clínico.
El papa sigue con terapia de oxígeno, aunque los flujos se han reducido levemente en comparación con días anteriores.
Además, el pontífice volvió a comunicarse con el párroco de la única parroquia católica de la Franja de Gaza para expresarle su “paterna cercanía” y ha retomado algunas de sus tareas.